Un exoesqueleto permite que un cirujano con discapacidad opere de pie

25 de diciembre de 2024

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Gracias a un exoesqueleto, un médico nadador paralímpico ha logrado permanecer de pie durante horas para llevar a cabo una operación. La tecnología le ha permitido cumplir uno de sus sueños.

Los avances de la tecnología han permitido que Faustino Afonso, un médico con discapacidad de Tenerife, consiga cumplir uno de sus mayores sueños: participar en una intervención quirúrgica de larga duración. Así, a pesar de su discapacidad física, Faustino ha logrado completar con éxito una operación de pie usando un exoesqueleto.

Un exoesqueleto para operar

No solo es médico de Familia en el Centro de Salud de San Benito en la Laguna, sino que Faustino también es nadador paralímpico y campeón de natación. Además de conquistar las competiciones, también ha cumplido su sueño de llevar a cabo una cirugía de larga duración gracias a un exoesqueleto.

«Faustino es campeón de natación de España en 2013, séptimo del mundo en Glasgow 2015 y quinto de Europa en 2016.»

Este exoesqueleto es una herramienta innovadora de origen japonés y recibe el nombre de ‘Archelis’. Ha sido posible gracias al cirujano plástico Juan Aguiar, del Instituto Dr. Aguiar de Cirugía Plástica y Estética de Santa Cruz de Tenerife. Medios internacionales ya se han hecho eco de este gran logro.

«Mi sueño era convertirme en un gran médico», afirma Faustino, aunque reconoce que «ser un gran cirujano ni siquiera era un sueño, era una quimera. Esto demuestra que en la realidad se consiguen más que sueños si das con las personas adecuadas».

La displasia de cadera que sufre Faustino no le permite estar más de dos horas de pie sin sufrir un intenso dolor. Sin embargo, gracias al equipo del exoesqueleto es capaz de «visualizar como realidad» ser un cirujano y participar en grandes operaciones.

Superación y amor por el deporte

Faustino nació con displasia de cadera, con el fémur acetábulo deformados. A pesar de que los médicos afirmaron que no iba a poder andar, a los cinco años lograba ponerse de pie. Aunque lo más sorprendente no es eso, sino que aprendió a nadar antes que a caminar.

«Gracias al deporte y a las personas que creyeron en mí estoy donde estoy ahora», indica. «Yo estuve en peligro no por mi discapacidad. Estuve en peligro por la sociedad que, en lugar de verme como una persona con discapacidad, me veía como un discapacitado o como un minusválido, que es aún peor», añade.